Día 28. Vas a una partida y se te olvida alguna regla importante… ¿Te paras a mirarla o improvisas sobre la marcha?

Está claro que nos encontramos en territorio del “Depende” desde hace unas cuantas entradas. Estamos en una sesión de juego y se nos ovida una regla importante. Putadón, no veas. ¿Nos paramos a mirarla o resolvemos el problema sobre la marcha? Pues eso, que depende.

En mi mesa de siempre acostumbrábamos a detenernos a mirar, y oye, que no pasa nada. Esto de “pararnos a mirar” no es ninguna norma escrita en piedra al estilo de «¡No codiciarás a la mujer del…!», digooooo, «¡Consultarás las Reglas Cuando sean Olvidadas!». Pues no: en multitud de ocasiones la situación es tensa, de acción frenética, y detener el juego para consultar una regla rompe de tal forma la ficción que improvisábamos, como todo dios, y adelante como los de Alicante. Pero habitualmente sí nos deteníamos a leer: nos conocemos muchos años, y si se tiene que parar a leer hay suficiente contexto entre todos como para que la mesa siga tronchándose mientras el pringado de turno consulta el manual. Pero ojo, ente diverso que lees estas líneas, ojo, que ya te habrás percatado tú de mi uso del pretérito imperfecto en todo este párrafo. Y eso se debe a que Acostumbrábamos, sí, cuando las sesiones duraban cuatro o cinco horas y una pausa de veinte minutos no hacía daño a nadie. Por desgracia, aquel mundo juvenil pasó a peor vida cuando llegaron las responsabilidades, los trabajos, los hijos; y cuando jugar con tu mesa se convierte en una odisea homérica, y tus sesiones se limitan a las dos horas y vía videoconferencia, esos veinte minutos se convierten en un tesoro que a nadie gusta perder. Así que, metamórficos como somos, hemos ido dejando las dudas para consulta del día de mañana.

En efecto, cuando juego vía hangouts y soy yo quien dirige, improviso la regla y punto: ya lo comprobaré luego, que el mundo casi, casi seguro que no se va a acabar. Y si al final el mundo se acaba pues tampoco va a importar demasiado si mi interpretación de la regla sobre la marcha ha sido inadecuada, creo yo. Ojo, que digo lo de arriba y me quedo más chulo que un ocho cuando la perra realidad me recuerda que jugando por hangouts he detenido (al menos) una partida con el fin de comprobar una regla… pero oye, que esto de aquí es mi blog y de lo que se trata es de quedar como dios, inmaculado, pontificando a mis anchas, así que no pienso confesar lo de aquella vez. Ni de coña lo cuento. 

En fin, que mi forma de proceder habitual es resolver el asunto con algún parche y seguir narrando. Y ya. Ahora convendría desarrollar todo el asunto un poquito, ¿no?, por aquello de que esto es un blog, ya sabéis, y que si uno no aporta algo con sus palabras, si no va algo más allá de la superficie, por poco que sea, mejor dejarlo a modo de borrador para consumo propio, ¿no? Pero es que esta pregunta no da para más, a mis limitadas entendederas, digo. 

O será el día. Qué sé yo.

Deja un comentario